NAVIERAS
La semana pasada la naviera Maersk, 1ª del ranking mundial de buques portacontenedores, ha hecho pública la presentación de una demanda judicial de más de 6 millones de dólares contra la empresa Glencore por haberle suministrado un combustible adulterado que provocó importantes daños mecánicos a dos de sus buques y en consecuencia a su explotación.
Todos, por estar en el sector, tenemos una idea bastante documentada de quién es Maersk y podemos pensar que, si una empresa tan gigantesca lanza una demanda por esa cifra, el máximo responsable de la empresa demandada tendrá algún que otro problema de insomnio garantizado. Pero no es el caso, que nadie malgaste empatía.
Glencore es la primera (… quizás la segunda) en el negocio mundial de las materias primas, controla el 60% del comercio del Zinc o el 50% del cobre, entre otras muchas actividades relacionadas siempre con la minería y la energía. Si Maersk (AP Moller) declara 80.000 empleados en 2020, Glencore ha declarado 120.000 en el mismo periodo.
El máximo directivo de Glencore es el suizo-sudafricano-australiano Ivan Glasenberg, posee el 18 % de las acciones de la compañía lo que le convierte en uno de los 500 hombres más ricos del mundo. Esto, entre otras cosas, le permite desenvolverse sin complejos ante cualquiera -como lo demuestra la carta que ha dirigido hace poco al presidente de Colombia (ver link adjunto)- o le permite pagar 360 millones de euro a su municipio en Suiza tras salir su compañía a bolsa en Londres o, como recientemente se ha publicado, renunciar a su cargo ejecutivo a sus 64 años.
Para Glencore, una posible reclamación de 6 millones de dólares no es nada que perturbe su olimpo mercantil, una prueba: sus acciones han subido un 27% en el mes y medio que llevamos de año.
Maersk no ha sido la única naviera afectada por el combustible contaminado ni Glencore el único suministrador involucrado. En 2018 esta incidencia fue constante y las averías y reclamaciones se multiplicaron para goce y disfrute de los equipos de abogados especializados, sobre todo en Houston, Singapur y Hong Kong.
Muchas reclamaciones están todavía en proceso judicial pero las más, por lo que se ha publicado, se han solventado mediante acuerdos privados.
En esa oleada de daños y reclamaciones sorprende que, de momento, hay una sola condena y es de un año de prisión, pero no ha afectado a ningún ejecutivo de las empresas que han suministrado el combustible sucio. El condenado es el capitán del buque de carga general con bandera filipina 'Thorco Lineage' (en la foto), que, en junio de 2018, tras parársele las máquinas, encalló en el atolón de Raroia perteneciente a la Polinesia Francesa.
Si el lector no es francés, pero le suena el nombre de Raroia, es porque esta fue la isla a la que, en 1947, llegó el noruego Thor Heyerdahl con su balsa Kon Tiki, 101 días después de haber zarpado desde el Perú.
El capitán ha sido condenado a un año de prisión por no avisar a las autoridades locales (jurisdicción francesa) de su avería.
La naviera ha sido multada con 240.000 dólares por la misma causa.
La naviera ha argumentado que la avería la causó el infame combustible y ha recurrido la sentencia por un lado y reclama a la petrolera 9,6 mill de usd por el total de daños.
El buque fue desencallado y está operativo tras varias reparaciones. No se produjo ningún daño ecológico al no haber vertidos al mar durante el incidente.
Tras la apelación, la justicia local ha vuelto confirmar la sentencia, pero, thanks god, ha suspendido la aplicación de la condena del capitán, Lázaro Valenzuela, por lo que la naviera ha decidido acatarla y asumir la multa.
Por su parte la empresa de bunkering, Trans-Tec, niega que esté probado que fuera “su” combustible el causante de la avería de las máquinas, pero, para cerrar el tema, ofrece 235.000 dólares de compensación que es justo el importe del combustible suministrado al buque.
Hasta que no se den a conocer el final de todos los procesos, el resultado, casi dos años después es: responsables petroleros, cero condenados. Capitanes mercantes uno.
Como siempre hemos intuido, la justicia también es globalmente asimétrica.
MERCANTE
P.S. publicación de la carta del Sr.Glasenbers al presidente de Colombia.